Se denomina graffiti a aquellas representaciones gráficas sobre paredes, espacios públicos, vehículos o mobiliario urbano que, Dado su carácter clandestino o ilegal, en ocasiones el mismo no se completa, y hace necesaria la elaboración de un tag o firma que, de forma rápida y sencilla, identifica al autor a través de su alias o apodo.Ciertamente, el graffiti es una
manifestación artística callejera, en suma urbana una de las notas
características de esta forma de expresión es la clandestinidad, pues a pesar
de que las calles de un barrio o distrito aparezcan jalonadas de cientos de
graffitis, no se reconoce a sus autores, sino es bajo el seudónimo de su tag o
firma. Igualmente, la disortografía se muestra como un elemento más, de esa
proyección rebelde, y antisocial del “arte del spray”, es decir, se conocen las
normas léxicas, pero no se aceptan. Por último otra particularidad de la iconografía
del graffiti es su fugacidad, el graffiti representa el valor de lo efímero. Así,
las pintadas coinciden con el graffiti quizá en el espíritu reivindicativo,
pero difieren de éste último en su acentuado carácter vandálico, y en su
carencia de contenido artístico, su denominador común. Una variante de las
pintadas son los denominados en el argot “tarjetos” o “tags”, rúbricas con las
que se identifican los diferentes autores del graffiti. Por su parte, el mural
como otra forma de expresión comparte aspectos coincidentes con el graffiti, en
cuanto a su técnica de ejecución por ejemplo, si bien el primero tiene un
marcado carácter artístico, y no tan simbólico como el grafitti. En el ámbito
del graffiti existen dos posturas enfrentadas, la de aquellos que se muestran
como detractores del denominado “arte del aerosol”, tildando de radicales y
formas de expresión no autorizadas, con escaso contenido artístico a estas
manifestaciones, que según ellos únicamente son meras expresiones nominalistas.
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